Escrito por: Antony Córdova Neira
Editado por: Luis Alejandro Jesus Palacios Cormán
[dropcap]E[/dropcap]l pasado 31 de octubre la población mundial alcanzo los 7000 millones de personas, según las proyecciones realizadas por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). De hecho, ya estamos superando sus expectativas habiéndose estimado que para el año 2043 habremos superado los 9000 millones.
Por otra parte, según investigaciones realizadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO por sus siglas en inglés (pp.14), en la actualidad podemos producir suficientes alimentos para nutrir a 12000 millones de personas y, habiendo considerado las cifras de la población actual, resulta prácticamente incoherente que alrededor del 15{82a5fdf97087ea38bf007975acd4e3b75849bed844b429893e97f51aee4a32bb} de toda la población aun siga sufriendo de hambre.
Con todo esto, resulta insensato concluir que el hambre resulta de la escasez de producción de alimentos. Es más bien, relacionado a un problema de mala distribución del poder adquisitivo de las personas a comparación de insuficiencias en producción alimentaria. Pues lo dicho se manifiesta en las altas tasas de pobreza, enfermedades, desnutrición crónica y altas tasas de mortalidad infantil. Asimismo, decisiones políticas se encuentran detrás de todo esto, como lo afirma Esther Vivas, en su sección de opinión del diario El País de una manera muy audaz, “El hambre no es una fatalidad inevitable que afecta a determinados países. Las causas del hambre son políticas. ¿Quiénes controlan los recursos naturales (tierra, agua, semillas) que permiten la producción de comida? ¿A quiénes benefician las políticas agrícolas y alimentarias? Hoy, los alimentos se han convertido en una mercancía y su función principal, alimentarnos, ha quedado en un segundo plano”.
No hay duda alguna que ahora el acceso a los recursos naturales se ha convertido en un indicador más para medir la desigualdad social y económica a pesar de que algunos de los recursos más indispensables (como el agua y el aire) son vitales para la existencia de un ser (y no necesariamente humano) paradójicamente su acceso no es igualitario y que potencialmente será punto de disputa en un futuro que, como lo vemos, no será muy lejano. Tomemos el caso de China, donde el aire purificado corresponde solo a las elites, mas el contaminado, solo para los pobres (véalo aquí).
Un solo mundo, pero con realidades muy heterogéneas
Habiendo descrito y analizando de manera rauda dicho escenario se puede afirmar que desafortunadamente la provisión de alimentos poco a poco está siendo acaparado por grandes corporaciones las cuales, bajo el modelo económico actual, inestable y desintegrador, distribuyen el alimento fijando precios a partir de criterios fijados en maximizar dividendos en una competencia voraz de mercado creando una burbuja de precios sin considerar el impacto negativo a gran escala que están causando a las poblaciones más sensibles, es decir, los económicamente más vulnerables ante los cambios bruscos de precios. A esto hay que agregar, bajo un contexto de mercados globalizados, donde en general los precios de los commodities son determinados de manera masiva en las principales bolsas de valores del mundo y que sus grandes volúmenes de compra-venta no implican un verdadero intercambio (como los forwards y otros derivados financieros) sino que en su mayoría son de carácter especulativo.
Asimismo, cabe pensar en las responsabilidades no asumidas a consecuencia de cada una de las crisis financieras ocurridas a lo largo de la historia que a simple vista se podría llegar a creer que luego de estas, la cantidad de recursos totales haya disminuido haciendo que cada uno de nosotros no podamos disfrutar de ellos y como consecuencia teniendo proporcionalmente menos acceso a los mismos. Empero, la realidad es muy distinta a la lógica que se desearía perseguir a modo de consuelo. En realidad es tal que la proporción de desigualdad (bajo una lógica monetaria) entre los ricos y pobres permanece constante, más aun, tiende a incrementarse como lo sucedido en el 2010 donde el número de millonarios en el mundo creció un 8.3{82a5fdf97087ea38bf007975acd4e3b75849bed844b429893e97f51aee4a32bb}.
Crecimiento indefinido frente a horizontes definidos
Mencionada la relevancia del crecimiento de la población así como mayores necesidades de alimentación, provisión no equitativa de recursos y el incremento de la brecha de desigualdad en nuestro planeta que proclama inestabilidad para el futuro, aun se proclama con bombos y platillos los logros del crecimiento y que tan positivo puede ser este para la economía de una nación. No obstante, ¿hasta qué punto podremos llegar a crecer? ¿Es sostenible ir por la misma senda que fue tomada por los mismos países “desarrollados” actualmente?
Según el informe Planeta vivo realizado por la World Wide Fund for Nature (WWF), hoy en día la población mundial consume el equivalente a 1.5 planetas tierra cada año y para fines del siglo, será necesarios casi 3 veces el tamaño de la tierra para poder suplir el volumen de demanda a al mismo ritmo de consumo actual. De ello advierte que “…el mundo se va a acabar, o más precisamente nos lo vamos a gastar si no lo ahorramos…” en su informe anual sobre la situación del planeta.
Es por ello que es necesario preguntarse si continuamos a este ritmo desmedido con un plazo no mayor a 90 años habiendo agotado casi todos los recursos no renovables producto de un motor económico promovido por la acumulación de capitales en manos de pocos , ¿Cómo poder administrar recursos limitados? ¿Cómo poder garantizar los niveles de calidad de vida para todos los individuos en este planeta?
Puntos clave como un mayor acceso a conocimiento y educación así como el acceso a métodos anticonceptivos y nuevas metodologías de planificación familiar son importantes para evitar y disminuir las altas tasas de mortalidad tanto de niños como mujeres y que van de la mano como instrumento estratégico para la reducción de la pobreza. Asimismo, una mayor conciencia acerca del consumo desmedido en las sociedades de occidente es relevante para dar freno a las nuevas necesidades las cuales son cada vez más superfluas y de alto impacto, siendo en muchos casos, irreversibles para la salud de nuestro planeta.
Asimismo, el bienestar de la sociedad, en términos económicos no solo debe ser medido mediante el crecimiento del PIB. Es necesario establecer un mejorado sistema económico que pueda medir el cuidado y degradación de los ecosistemas dejando de lado cualquier medio transable que aparente justificar el cuidado y disminución de los impactos de las industrias sobre el ambiente en que vivimos debido a que son vulnerables a los efectos perversos de la desigualdad económica actual (véase: la crisis de los bonos de carbono).
Pode garantizar que las generaciones futuras puedan acceder a los mismos recursos que poseemos actualmente y de manera equitativa significara que tendrán un futuro sustentable. Asimismo, poder fortalecer mecanismos que puedan asegurar la seguridad y dignidad de las personas que viven y vivirán en este planeta. No hay duda que son necesarios para cambiar esta situación ¿Algunas otras sugerencias?