Internacional

En la búsqueda de una justicia social

Escrito por: Erickson Sánchez    

Hoy en día se habla mucho del tema en relación a  los movimientos sociales organizados que han salido frente a las reformas del Estado, esto en respuesta a la percepción de una continua extinción del “Estado de Bienestar”, a lo cual se suma la entrada en popularidad de los denominados “colectivos”. Pero, ¿qué es lo que un colectivo realmente representa? El imaginario colectivo surge de una construcción social en la que intervienen los diferentes grupos de la sociedad y concurren a ella todos los sectores que la conforman. En principio, cuando se habla de un imaginario se habla de un “mundo posible” y está ligado al hecho de cómo nos representamos, es decir, cómo nos identificamos con él. En adición, está el colectivo, en donde ya partimos de un concepto social (colectividad) y aquí se plantea el hecho de cómo el sujeto se articula con la sociedad. De ésta forma, el sujeto se agrupa, forma grupos, modela organizaciones e instituciones que reestructuran el orden social.    

¿Por qué tantos movimientos o “imaginarios colectivos” claman hoy por derechos que “supuestamente” tienen, y demandan la presencia efectiva de un “Estado de Bienestar”?. Esto surge en respuesta a la ineficiencia de los gobiernos para configurarse en un verdadero Estado y  Nación. Existen diversas causas, no obstante, las principales recaen en la debilidad de las instituciones y de la incapacidad técnica de sus funcionarios dando como resultado una lejanía -y que ha venido en aumento- hacia sus ciudadanos. Los Estados -bajo los esquemas que se plantean hoy en día en el mundo como los Sociales Liberales- no han seguido el lineamiento de esta política y lo que han conseguido como resultado o consecuencia es una desprotección hacia la sociedad, una sociedad que hoy clama por servicios, por derechos, por normas, por leyes que velen por sus intereses; una sociedad que hoy se levanta y lucha contra un Estado que es más hegemónico y a la vez como un “paciente patológico” de continuas deficiencias y carencias.    

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 El corazón de estos movimientos sociales se encuentra en el viejo continente, pero eso ya es obvio. Este viejo continente, tan lleno de sabiduría, tan demócrata, tan “Estado de Bienestar” y tan desarrollado, es el que comenzó a amenazar y aprisionar los intereses y derechos de una sociedad llena de cultura como lo son la francesa o la española.    

Las demandas son súplicas o peticiones por definición, pero ¿es acaso lo que esta sociedad hace hoy en día hacia los gobiernos como suplicar? Sí, pero esta vez lo hace con voz feroz y temeraria con jóvenes y niños en las calles, con carteles, con marchas, con huelgas y disturbios. Asimismo, ¿dónde quedó el trabajo de representación que hacen los gobiernos a través de sus funcionarios que son elegidos por la sociedad? No queda más decir que empleados públicos no están haciendo bien su trabajo y aun así los mantenemos y hasta los compensamos.    

Ahora, esta situación no solo ocurre en Francia y España, sino que también existen movimientos como este que están sucediendo en todo el globo, no solo con marchas y huelgas por parte de la sociedad, sino también en la red. Grupos como “Anonymous” se ha sumado a este tipo de movimientos que se hacen sentir en canales de manifestación virtuales como redes sociales, chats y foros. Estos hechos se suman a las protestas mundiales llevadas a cabo como una forma de exhortar a los Estados a que analicen y hagan una evaluación retrospectiva de lo que están haciendo, es decir, el cómo y el por qué de las cosas que están sucediendo en cada país, pues este es un problema que agobia a la población mundial.    

Lo más caótico es que se centra básicamente en la población mundial de países desarrollados como Estados Unidos, que cuenta con su propio movimiento de lucha contra la protección que viene dando el Estado a esta élite selectiva de corporaciones, a quienes debemos agradecerle la gran crisis que hasta hoy vive ese país y ha jalado consigo a gran parte de la economía mundial. Las manifestaciones del movimiento Occupy Wall Street que se está llevando a cabo en New York -para ser exactos- frente a los excesos realizados en los mercados financieros, centran su protesta contra los beneficios garantizados de las personas que acumulan mayores riquezas en la tierra del Tío Sam y que, sin embargo, están exentos del pago de impuestos. (Para entender mejor lo que sucedió durante este periodo y lo que trajo abajo el sistema financiero mundial se recomienda ver la película “Inside Job”). Este movimiento condena a esa élite que está en la cúspide de la pirámide socioeconómica y sus demandas apuntan hacia el sentido de “Equality” que evoca la paridad y semejanza en una sociedad tanto en obligaciones como en derechos; sin embargo, lo que se tiene hoy en día es totalmente lo contrario donde el Estado ampara con gran permisividad la desigualdad de sus ciudadanos    

Traigamos el tema a la región. ¿Qué pasa con Chile, ese vecino nuestro mal llamado “tan próximo al desarrollo”? En este país, el eje de las protestas gira en torno a los estudiantes, los cuales han salido a las calles en protesta al sistema educativo chileno, estudiantes universitarios y secundarios que con el apoyo de docentes, sindicatos y la sociedad chilena salieron a manifestarse en contra del Estado para que este brinde una educación equitativa y de calidad. Las demandas apuntan a una reforma del acceso a la universidades que asegura la igualdad de oportunidades, tanto para las personas con los recursos como para las personas que no cuentan con ellos; el aumento del gasto público en la educación ya que es el 6.9{82a5fdf97087ea38bf007975acd4e3b75849bed844b429893e97f51aee4a32bb} del PBI y sobre esto solo le corresponde al gasto publico el 1.5{82a5fdf97087ea38bf007975acd4e3b75849bed844b429893e97f51aee4a32bb}, esas dos son las demandas primordiales las cuales llaman a un cambio en el sistema educativo chileno. Este reclamo hecho por toda la comunidad estudiantil chilena responde a la necesidad de que exista la voluntad del Estado de propiciar y brindar a la sociedad -en este caso, a estudiantes ya sean universitarios o secundarios-, la oportunidad de desarrollarse en su vida académica sin que esta esté sujeta a “cuotas”. Las cuotas son una modalidad bajo la cual las escuelas secundarias y las universidades chilenas colectan dinero para brindar una educación de “calidad” pero no gratuita, al margen de que estas ya cobren aranceles por la educación.    

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  Todos estos movimientos sociales multitudinarios alrededor del mundo han surgido en respuesta a incapacidades por parte de los Estados actuales, con sistemas corruptos (EE.UU.), que amenazan a los beneficios de la sociedad (UE), que desprotegen a su población más joven y ponen a la suerte su educación (Chile), etc. Todo esto tiene una connotación económica, como es obvio, en temas de presupuesto público, de políticas fiscales, de corporaciones tan grandes que amenazan Estados en toda su naturaleza producto de su permisividad.   

Este levantamiento mundial muestra el grado de insatisfacción y de carencia de bienestar que perciben sus sociedades hoy en día. Pero no sucede nada: las protestas aumentan, hay más muertes, más indigentes, más desempleados, se pierde progresivamente a la juventud. Se está perdiendo a un Estado, como sociedad en sí y no especialmente como una cúpula representativa de funcionarios.    

Los dados ya están echados; qué camino tomar, qué hacer y cómo hacerlo mostrará la capacidad de respuesta de cada “Estado” y sus verdaderas competencias para cumplir con un buen rol.

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