Innovación y Emprendimiento

¿Quieres hablar de transformación? Hablemos de Medellín

Retrocedamos unas décadas, a los años 80 y 90. En Lima, un padre de familia se despierta temprano para comprar lo necesario para el día. Sale de su casa con un periódico lo suficientemente grueso para leer mientras espera que la casi infinita cola llegue a donde él, para poder comprar un (y solo un) litro de leche, kilo de azúcar o de arroz. Si tiene suerte, unos cinco panes. Cuando ya va a llegar, un coche bomba estalla en el banco que está a media cuadra; varios heridos, muertos y bastante miedo. El joven padre tiene que huir: será un día más sin comer, pero al menos uno más con vida. Al mismo momento, otro padre de familia se despierta en Medellín, una de las ciudades más violentas del mundo. Tiene que salir a hacer las compras pero lo piensa dos veces, y es que los homicidios por las guerras del narcotráfico han aumentado: ahora ya no mueren asesinadas 50 de cada 100,000 personas, sino 350. La ciudad, controlada por los cárteles más sanguinarios, asusta, al igual que Lima en las que fueron simplemente las peores décadas que les tocó vivir. Hoy, 2012, en la ciudad de los reyes, el terrorismo y las colas han desaparecido; y, en la ciudad de los paisas, los cárteles y las muertes por homicidio ya no son el pan de cada día. Ambas ciudades se han desarrollado, pero entre ellas hay una diferencia que llama sobremanera la atención: Medellín es considerada una ciudad modelo y una de las tres más innovadoras del mundo[1], mientras que, Lima, ni lo uno ni lo otro. Ni siquiera es una de las 25, 50 o 100 ciudades de dicho ranking. ¿Parece que algo tenemos que aprender de Medellín, no? Bueno pues, empecemos.

CIUDAD MODELO: EL CASO DE ÉXITO DE MEDELLIN

Hace un par de meses, Medellín era seleccionada por Urban Land Institute como una de las 25 ciudades más innovadoras del mundo, de un grupo inicial de 200 postulantes. Hoy,  tras un segundo filtro de selección, Medellín está entre las 3 ciudades más innovadoras del planeta, junto a Tel Aviv y Nueva York. Finalmente, y por si fuera poco, de esta terna saldrá solo una ciudad que se alzará con el título de la más innovadora en una votación abierta a todos que culmina a inicios del año próximo. ¿Apuestas por Medellín? Pues deberías, ya que la hermana ciudad ha llamado la atención de propios y ajenos gracias a su modelo integral de desarrollo urbano, concretamente por mejoras en la reducción de la criminalidad y el abastecimiento de servicios públicos. De este último punto –y seguro tú ya habrás escuchado algo- se destaca la mejora del transporte urbano. ¿Te suena el Metroplús o los metrocables? Pues podríamos decir que el Metropolitano y los futuros teleféricos serían sus símiles peruanos, con la diferencia de que ellos ya empezaron hace un tiempo y vaya que con buenos resultados. A estos casos exitosos se suman los Parques Biblioteca, Centros Culturales y Empresas Públicas, un paquete ciertamente atractivo que bien podría valer la corona mundial del progreso en la ciudad. La pregunta es, ¿cómo se gestiona este desarrollo? Acá te lo revelamos.

GESTIÓN EMPRESARIAL PARA EL DESARROLLO URBANO

Como todo éxito de gestión, siempre hay un organismo que ha centralizado los esfuerzos y se ha encargado de organizar los proyectos. En Medellín, la encargada fue la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU), que es “una empresa Industrial y Comercial del Estado cuyo fin es desarrollar proyectos urbanísticos e inmobiliarios para el bienestar de los ciudadanos”. Además, su misión es desarrollar “Proyectos Urbanos Integrales mediante su diseño, gestión y ejecución, a través de la articulación intersectorial y la coordinación interinstitucional, orientados al beneficio de la comunidad”. Esta empresa, creada en el 2002, tiene personería jurídica del orden municipal con patrimonio propio y autonomía administrativa y financiera.

La gestión de la EDU se basa en tres conceptos: la filosofía del Urbanismo Social (US),  Urbanismo Cívico Pedagógico (UCP), y los Proyectos Urbanos Integrales (PUI). Primero, el US consiste en  “invertir en los sectores populares, en pagar la ‘deuda histórica’ que tiene la sociedad con estas zonas olvidadas y urbanísticamente ignoradas”. El US no se enfoca en problemas de fondo como vivienda, empleo y pobreza sino que realizando proyectos puntuales bien logrados y con un alto impacto estético y social (metrocables, parques, biblioteca, colegios de alta calidad arquitectónica, espacios públicos, etc.), se busca “hacer la mejor arquitectura que suscite el orgullo y la autoestima de la comunidad (…) que genere sentido de pertenencia”, y ejecutar proyectos palanca que “lideren una transformación social profunda” (UN Periódico 2010).

Segundo, el UCP consiste en una “interacción y cohesión social para promover la cultura en el territorio mediante las intervenciones urbanísticas”. Es decir, el UCP es un “proceso de transformación que involucra la participación de los ciudadanos en la construcción colectiva de sus sueños y con la cercanía de un gobierno que escucha y hace eco de las necesidades que se le exponen”. Con esta participación, no solo se da muestra al ciudadano de que interesan sus opiniones y deseos con respecto al desarrollo urbano, sino que se le involucra para que valore lo avanzado y sea parte de su preservación y sostenibilidad.

En tercer lugar, y a partir de los dos tipos de estrategias anteriores, los proyectos que desarrolla la EDU se denominan Proyectos Urbanos Integrales (PUI). El PUI es un “instrumento de intervención urbana” que abarca las dimensiones social (comunidad participa en todas las fases del proyecto, desde la identificación de problemas y oportunidades hasta la formulación y aprobación de los proyectos), institucional  (coordinación integral con otros entes gubernamentales, privados y multilaterales) y físico (construcción y mejoramiento de viviendas, edificios públicos y medio ambiente) con el fin de resolver problemáticas especificas sobre un territorio definido colocando todas las herramientas del desarrollo de forma simultánea en función del área de intervención (Proyectos Urbanos Integrales[2]). Los PUI están dirigidos a zonas urbanas que presentan problemas tales como bajos estándares habitacionales, degradación de medio ambiente, falta de espacios públicos y ausencia del Estado, lo cual genera un entorno conflicto y carente de oportunidades, con necesidades insatisfechas y con potencial de originar violencia.

Los otros dos pilares de la transformación de Medellín son la sistematización de las APP y la transparencia de la ejecución del gasto público. Ambos están muy relacionados, ya que es imposible una colaboración del privado cuando hay un gobierno corrupto. Esto es lo que no pasa en Medellín, por lo cual las empresas aportan recursos para los proyectos municipales porque saben que es bien manejado y además que han tomado las medidas necesarias “para garantizar que los proyectos se realicen y beneficien a quienes realmente los necesitan, sin politiquería ni corrupción” (América Economía). Pero, ¿por qué estarían interesadas las grandes empresas a aportar con el desarrollo urbano? Según David Bojanini, presidente del Grupo de Inversiones Suramericana, con las APP para la ejecución de los proyectos urbanos se busca evitar que “las dinámicas de negocios ilícitos, que son los grandes generadores de violencia, permearan la actividad de las grandes empresas”.

Como puedes ver, el modelo de Medellín es una muestra de cómo con planificación, transparencia, alianzas con el sector privado y, sobre todo, participación de la población beneficiaria, pueden llevarse a cabo proyectos de desarrollo con alto impacto y sostenibles. Esto con el objetivo de que todo proyecto, y los gobiernos que los ejecutan, tengan legitimidad, sean reconocidos por la población y permitan su sostenibilidad. A ver si pronto tenemos el gusto de que alguna ciudad peruana sea modelo para muchas otras.