Escrito por: Rosa María Menéndez
Editado por: Veralina Tremolada
El pasado 12 y 25 de noviembre, cientos de mujeres recorrieron las calles de Lima en rechazo a todas las formas de violencia hacia ellas y de la estructura social e institucional que las reproduce y las justifica. La primera de ellas fue la “Marcha de las Putas” y la segunda se realizó en conmemoración del Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer.
La «Marcha de las Putas» es un movimiento que surge en Canadá en abril de 2011, a raíz de las declaraciones que diera el policía Michael Sanguinetti durante una conferencia sobre seguridad ciudadana en la Osgoode Hall Law School de Toronto, donde aseguró que “las mujeres deben evitar vestirse como “putas” para no ser víctimas de violencia sexual”; y esta fue realizada por el Colectivo Por una Transformación Auténtica de la Sociedad (P.U.T.A.S.), organizador de la Marcha de las Putas en Lima – Perú, y la organización feminista Flora Tristán. Hasta el momento dicha marcha ha recorrido más de 60 países en donde miles de mujeres protestan por ser víctimas acusadas de generar la violencia sexual a la que son expuestas cada día, sea por su manera de vestir, por con quienes se asocian o por su forma de ser. Por otro lado, la marcha realizada el 25 de noviembre por el Colectivo, de la misma denominación, reúne a diversas organizaciones feministas, organizaciones de Derechos Humanos, colectivos, mujeres y hombres activistas comprometidos en la causa de erradicar la violencia contra las mujeres en el Perú.
A raíz de esto y luego de largos meses de discusiones en el Congreso, el mismo 25 de noviembre fue aprobada la modificación del Artículo 107 del Código Penal para incorporar el delito de feminicidio con una pena de 15 años de cárcel que no existía, ya que solo se incluía el parricidio. Este acontecimiento convierte al Perú en el sexto país de Latinoamérica en tipificar el feminicidio, ya que hasta el momento solo Guatemala, Costa Rica, Colombia, El Salvador y Chile han modificado sus leyes nacionales para incluir esta figura.
Este acontecimiento trae consigo cifras alarmantes que evidencian la necesidad de implementar no solo esta sino nuevas acciones que eviten que estas cifras se incrementen. Según el Observatorio de Criminalidad del Ministerio Público, en el Perú se registraron 405 mujeres víctimas de un homicidio entre los años 2009 y 2011 (enero-setiembre), siendo el 34.8{82a5fdf97087ea38bf007975acd4e3b75849bed844b429893e97f51aee4a32bb} de este total, a mano de sus parejas o ex parejas, posicionándolo en el tercer lugar de los países de Sudamérica en situaciones de feminicidio. Por otro lado, de acuerdo a un estudio realizado por el antropólogo Jaris Mujica, el Perú se encuentra ubicado en el primer puesto de Sudamérica como el país donde se denuncian más casos de violación sexual mientras que en el ranking mundial, se posiciona en el puesto 16.
La modificación de este artículo resulta favorable para la futura eliminación de la violencia contra la mujer en el país; sin embargo aún quedan muchas cosas por hacer. Si bien las marchas mencionadas anteriormente son de gran ayuda para la sensibilización de la sociedad, estas deberían tener consigo otro un propósito mucho más concreto.Tanto la “Marcha de las Putas” como la “Marcha del 25 de Noviembre” cuentan con el apoyo de organizaciones reconocidas como Flora Tristán y Manuela Ramos, organizaciones que más allá de respaldar dichas marchas, podrían, en coordinación con los respectivos Colectivos, establecer objetivos específicos para posterior a la marcha poder realizar un análisis de los impactos generados, ya que cuentan con el expertise para poder realizarlo y así no solo ser parte de las portadas de noticias al día siguiente de la marcha sino ser reconocidas por la sociedad debido a la consecución de objetivos. Acciones concretas como nuevas leyes que generen la disminución de las cifras expuestas anteriormente, programas de salud mental que tengan como objetivo ayudar a superar traumas generados en las mujeres o en los mismos hombres, ya que muchas veces hay enfermedades de por medio que traen como consecuencia dichos actos de agresividad y que no se solucionarán con los años de pena de cárcel que se coloquen; acciones como estas podrían ser respuestas a las propuestas que se generen en las propias marchas.
Por último y a manera de integración de las necesidades a las cuales se busca responder, deberían incluirse también los intereses de un gran número de mujeres que conforman el sector rural y hacerlas partícipes de estas protestas, ya que es en este sector en donde la violencia de género también se vive día a día. Tanto el Colectivo P.U.T.A.S. así como el Colectivo 25 de Noviembre, poseen la capacidad de llamado de medios de comunicación y de cientos de mujeres dispuestas a reclamar por sus derechos; dicha capacidad podría traer como consecuencia la inclusión de estos intereses en las nuevas propuestas a realizar, así como un llamado a la sociedad para que se tome más en cuenta la situación de este sector.