Ollas comunes, jugadores despedidos, clubes que se retiran y una mancha más para la camiseta desteñida de un hincha cansado y frustrado de esperar buenos resultados. Un panorama apocalíptico para muchos sorprendidos fanáticos del balompié, pero uno bastante conocido y predecible para los entendidos en el manejo del deporte rey en nuestro país. En general, muchos han sido los calificativos para describir la crisis que ha vivido el fútbol peruano en los últimos meses (o años para ser exacto), como “en estado de coma”, “en su recta final”, “en los minutos de descuento”, pero escaso ha sido finalmente el concienzudo análisis sobre una situación que parece ser la constante a nivel global. Por ejemplo, ¿sabia Ud. que las deudas de los multimillonarios ganadores clubes de futbol más importantes del mundo son similares o mayores a las que poseen los pobres y decadentes clubes a nivel local? En caso no lo sepa, a continuación se esbozarán algunas ideas que le permitirán entender el claro problema de gestión que presentan los clubes de “julbol” en nuestro país, en clara similitud con los que sufren los clubes extranjeros.
¿Cómo se desinfló la pelota?
Era mitades de febrero y todo iba quedando listo para la realización de una nueva versión del alicaído torneo descentralizado 2012; no obstante, una nueva circunstancia extra futbolística trajo abajo las esperanzas de los hinchas peruanos que esperaban un torneo decente. Esta vez el detonante de la crisis fue la decisión unilateral de la Federación Peruana de Fútbol (FPF) de modificar las bases del torneo descentralizado 2012 para que este permita a los clubes de futbol participantes aplazar los salarios adeudados de sus jugadores del año 2011 hasta por dos años. Así, pues, en un acto de legítima defensa de sus derechos, los jugadores de los clubes que poseían todavía salarios impagos se declararon en huelga, así como también lo hicieron los jugadores de los otros clubes, que si estaban al día con sus planillas, como una muestra de solidaridad con la causa.
Frente a esta medida, considerada arbitraria por algunos, los dirigentes de los clubes de fútbol que se caracterizan por llevar a cabo un manejo formal (lo cual se ha visto traducido en logros deportivos, en algunos casos) como el club de la Universidad San Martín o de la Universidad Cesar Vallejo decidieron retirarse del campeonato, así como también despedir a sus jugadores quienes según ellos “cometían un atropello” contra sus respectivas instituciones. De la misma manera, en paralelo a las renuncias de importantes equipos de la primera división de la liga peruana de fútbol, los medios daban a conocer el viaje que el tristemente célebre presidente de la FPF, Manuel Burga, realizaba a Zurich para “encontrar soluciones al grave problema”, así como también volvían a destacar en los titulares las enormes deudas que algunos de los clubes más importantes del torneo local sostenían con la SUNAT desde hace varios años. El ejemplo de los clubes Alianza Lima y Universitario de Deportes era realmente resaltante con 27 y 146 millones de soles adeudados respectivamente.
Decreto de urgencia: lanzando un balón de oxígeno
Frente a una situación insostenible, el gobierno decidió intervenir en un partido que parecía iba a terminar con un score de terror. En efecto, la lenta agonía del deporte rey se detuvo por un instante cuando el gobierno decidió emitir el Decreto de Urgencia 010-2012, estableciendo un procedimiento concursal atípico para los clubes de fútbol profesional con el objetivo de “asegurar la reestructuración y apoyo a la actividad deportivo futbolística” facilitándole “la adopción oportuna de medidas para su saneamiento y organización”. Pero, ¿es que acaso era necesario dictar una medida extraordinaria y de carácter de urgencia, como el decreto señalado, para salvar a los clubes de fútbol de nuestro país? ¿Tenía alguna relevancia nacional en materia económica financiera la reforma del fútbol peruano? ¿Es justo que el fútbol sea el único deporte que se vea favorecido por medidas extraordinarias del gobierno? ¿Cuán eficaz es realmente esta medida? Es cierto. El fútbol es el rey en deportes pero no en economía y en cuanto a lo que concierne la opinión de Alfredo Bullard en El Comercio, el fútbol es “tan poco significativo para el PBI (peruano) como la venta de emolientes”. ¿Aún es necesario hablar de lo méritos?
Efectivamente, el manejo del gobierno es tan informal como el de los clubes de fútbol. Si bien, pues, queda demostrado que la legalidad de este Decreto de Urgencia es muy cuestionable, esta discusión ya ha pasado a un plano secundario, tras su elevación a rango de ley. No obstante, es innegable que esta disposición legal tiene nombre propio y contempla un elemento muy particular que impide pensar en una solución pronta al problema del fútbol en nuestro país: no contempla opción de liquidación de la persona jurídica en el proceso concursal al que se someterán los clubes de fútbol deudores.
En efecto, al no permitir la opción de liquidación (aún cuando sea la mejor opción para que los acreedores cobren su deuda) el DU 10-2012 viola el principio de igualdad, contemplado en el Artículo 2 de la Constitución y le brinda un trato muy especial a los clubes de fútbol frente a cualquier otra organización en estado próximo de quiebra. Así, pues, como sostiene Bullard, el concurso ordinario implica convocar a los acreedores y que estos decidan el destino de la organización, pero con el fútbol, no hay opción de muerte, pues se tiene que salvar al club sí o sí, es decir, a cualquier precio”. Más aún el mensaje del gobierno ha sido terriblemente claro, “una gestión ineficiente nunca será motivo para dejarlos quebrar”, y esto lo han comprendido muy bien los socios de los clubes.
Improvisación tras informalidad: sucede tanto en el fútbol como en el gobierno. Podría uno lamentarse por la decepcionante realidad de la liga de fútbol local, mas no debería. En efecto, la pésima calidad de gestión de los clubes de fútbol en la actualidad es un episodio más internacional y común que lo que muchos se imaginan.
La liga de campeones (¡pero en deudas!)
Hace unas semanas, el FC Barcelona y el Real Madrid fueron eliminados de la Champions League, uno de los campeonatos más competitivos del mundo; sin embargo, aquellos días los principales titulares del país español no apuntaron a criticar los desaciertos futbolísticos de Pep Guardiola o José Mourinho. Por el contrario, titulares como lo del diario El País destacaban: “¡Campeones!, también en deudas con Hacienda”. Efectivamente, los clubes de la LFP que “son la envidia del mundo” tanto “por sus títulos como por sus deslumbrantes fichajes” adeudan en su conjunto 752 millones de euros solo a la Hacienda Pública de España, a la fecha de enero de 2012.
En efecto, la grave situación de los clubes españoles no solo es resaltante por la exagerada cantidad de deudas en una liga considerada exitosa, sino sobre todo porque estas se enmarcan en medio de una crisis financiera que comienza a arreciar al país ibérico con fuerza. Con justa razón, un reconocido diario español reclama: “mientras que los contribuyentes ordinarios, ante cualquier incumplimiento tributario, son sometidos a un procedimiento fulminante y eficaz —con pago de intereses, sanción y embargo de urgencia en el peor de los casos—, los clubes pueden convivir con esa morosidad gracias a continuos aplazamientos de la deuda y planes especiales de saneamiento” (El País 2012).
No obstante, los diarios no han sido los únicos que han reclamado semejantes licencias, pues las declaraciones de Uli Hoeness, presidente del Bayern Munich, revela un descontento justo con la forma como se gestionan los clubes de futbol en España: “Para mí es el colmo, impensable. Pagamos cientos de millones de euros a España para que salgan de la mierda (sic) y luego los clubes no pagan la deuda. Esto no puede ser así”. En efecto, este tipo de beneficios y condonaciones que reciben clubes de futbol en el mundo tanto en Perú, España, Colombia entre otros, no solo es injusto porque significa una competencia desleal para otros clubes de futbol sino porque también significa una falta de respeto para los mismos hinchas y ciudadanos, quienes sí saben de pagar impuestos (aunque esta afirmación no tenga mucho peso en el contexto peruano).
La alineación ganadora: ¿modelos societarios?
A la par con las irregularidades en el manejo de los clubes profesionales de fútbol a nivel mundial, siempre ha surgido el cuestionamiento sobre el modelo societario que estos deben tener para asegurar el éxito: ¿la asociación sin fines de lucro o la sociedad anónima? A favor de la asociación civil, está el hecho de que los clubes tienen un importante capital social basado en la tradición y la hinchada, y la muestra de una buena gestión basada en este modelo está en el Athletic Club de Bilbao.
Por otro lado, tenemos a la sociedad anónima las cuales, en la opinión de Carlos Heeren, socio de Apoyo Consultoría, crean los incentivos necesarios para que los socios lleven a cabo un manejo responsable, transparente y ordenado de los clubes de fútbol. La lógica es simple: los inversionistas querrán tener retornos, de forma tal que ya sea mediante venta de merchandising, derechos televisivos, jugadores o taquilla buscarán que los ingresos sean mayores que las deudas.
Precisamente, hay exitosos modelos de sociedades anónimas, incluso en América Latina. Por ejemplo, el Pachuca mexicano, el cual pertenece al Grupo Pachuca que es un conglomerado que incluye una Universidad de Fútbol, una clínica de medicina deportiva, inmobiliaria, restaurantes, centros comerciales y puntos de ventas relacionadas al equipo. Así también, sus éxitos deportivos son muestra clara de una buena gestión pues a la fecha han logrado tres títulos de la Copa de Campeones de la Concacaf (con la respectiva participación en Mundiales de Clubes) y la Copa Sudamericana.
No obstante, la realidad del fútbol internacional también nos indica que la sociedad anónima puede llevar al éxito deportivo más no necesariamente al éxito financiero. Este es precisamente el caso de la Universidad San Martín, la cual a pesar de no haber acumulado deudas, según un informe de Infos, no ha logrado obtener ganancias en sus 9 años de existencia. Así, también, este es el caso de equipos participantes de ligas de élite y populares como el Manchester United, Arsenal, Chelsea y Liverpool quienes tienen fuertes deudas con el sector financiero (ver más en http://www.guardian.co.uk/news/datablog/2011/may/19/football-club-accounts-debt#data).
Fuente: Infos 2012
Como es notorio, a partir de los diversos ejemplos, la alineación ganadora no parece encontrarse en el modelo societario, sino en la capacidad de gestión. En efecto, estos son los casos de las ligas francesa y alemana quienes, a pesar de no ser tan glamorosas ni contar con “estrellas galácticas”, ni tampoco muchos éxitos deportivos en su haber, poseen mayor rentabilidad que otros clubes del viejo continente. Por ejemplo, en el caso alemán, los clubes se han decidido por un modelo de Sociedad de Responsabilidad Limitada que co-gestione con la asociación sin fines de lucro. Es decir, el 51{82a5fdf97087ea38bf007975acd4e3b75849bed844b429893e97f51aee4a32bb} de las acciones es controlado por los accionistas quienes velarán por el prudente manejo financiero; mientras que el resto sigue siendo de los asociados con el fin de mantener el arraigo comunal. Por otro lado, el caso francés es similar, pues permite la co-gestión de los clubes entre la asociación de origen encargada de actividades no profesionales y la sociedad encargada de las actividades profesionales. Este modelo se denomina “asociación soporte” y además les está permitido a los clubes cotizar en bolsa, con la única condición que el financiamiento sea usado para adquirir activos (principalmente un estadio).
Gestión Responsable F.C.
En líneas generales, podemos concluir que la solución a la crisis del fútbol peruano no se encontrará a través de la reciente ley de salvataje del fútbol profesional, ya que como se pudo observar, esta solo premia la ineficiencia e informalidad con la que se han manejado los clubes de fútbol en la actualidad. De la misma manera, tampoco se hallará la solución al optar por las populares sociedad anónimas, pues se ha visto que su desempeño ha sido muy variable alrededor del mundo. ¿Cuál es, entonces, la verdadera alineación ganadora para que un club de fútbol alcance el éxito futbolístico y la rentabilidad sostenida?
Pues hay varias soluciones para esta interrogante, mas lo determinante creemos es que el club cuente con directivos capacitados que velen por los intereses de la institución y por medio de una gestión financiera saludable, sea a través de interés de lucro o no. Efectivamente, es necesario, además que los clubes sean dirigidos por un cuerpo de directivos cercanos a la realidad del fútbol local y no por dirigentes que solo conozcan con detenimiento cual es el beneficio propio que lograrán obtener a costa de la gestión de alicaídos clubes. Como lo indica Carlos Univazo: “es difícil pensar que el futbol puede cambiar, si es que las personas que lo manejan no cambian. La incapacidad de los dirigentes actuales está probada y la gente decente ya sea ido rápidamente del fútbol […] El problema de fútbol peruano es uno de falta capacidad de gestión, la gente (dirigentes) que ingresa al fútbol solo lo hace con la finalidad de lucrar, pero no con el interés de fomentar el crecimiento del deporte”. Asimismo, creemos que es necesario que tanto el torneo local como los extranjeros comiencen a adoptar la nueva política del “Fair Play Finaciero”, que ya comenzará a entrar en vigor en Europa a partir del 2013, la cual obliga a los clubes de fútbol a honrar todas sus deudas, bajo la penalización de no poder participar de de ninguna competencia. Precisamente, también creemos que los gobiernos, y las medidas de endurecimiento fiscal, también cumplirán un papel importante en esta última labor. Por el bien del fútbol peruano, y su desempeño a nivel internacional, esperamos que estas reformas estructurales se den.
No se pierdan las entrevistas realizadas al comenarista deportivo Carlos Univazo y al Ex-Gerente de Universitario de Deportes, Francisco Gonzáles.
Entrevista a Carlos Univazo – Revista FOCUS
Entrevista a Francisco Gonzáles – Revista Focus